En la anterior entrada hablábamos de las personas sin hogar, hoy continuaremos con el tema centrándonos en el perfil habitual que presentan estos individuos. Por lo general las personas que no pueden acceder a una vivienda suelen ser hombres solteros, de avanzada edad que presentan problemas con el alcohol y con un nivel académico y formativo relativamente bajo. Como norma general, estas personas proceden de un ambiente social poco favorecido o marginal. Sin embargo, la situación socioeconómica actual ha modificado este perfil estereotipado de los sin techo.
Actualmente el término sin hogar no engloba exclusivamente a un prototipo de persona. Desgraciadamente, el perfil de las personas que no pueden acceder a una vivienda engloba desde una población joven (entre los 18 y 30 años) hasta personas de edad más avanzada. Ahora la edad media de las personas sin hogar ronda los 38 años, y este colectivo no está formado fundamentalmente por hombres, ya que también se sumaron a este grupo mujeres relativamente jóvenes víctimas de malos tratos o separadas. Es necesario destacar que un porcentaje importante de los individuos sin hogar lo forman los inmigrantes.
La crisis económica mundial fue uno de los determinantes que acentuó el crecimiento del colectivo de los sin techo modificando el perfil existente hasta el momento. En la actualidad las personas sin hogar poseen un mayor nivel educativo y cultural. Además es necesario incluir en este grupo los casos de desahucio o realojo que se vieron arrastrados a vivir en la calle, así como jóvenes con problemas familiares o que abandonan los centros de acogida en los que vivían. Otro colectivo que ahora forma parte de las personas que no tienen acceso a un hogar son los reclusos que salen de prisión y no tienen los medios suficientes para poseer un nivel de vida óptimo.
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